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Calidad de vida real vs comercial

Actualizado: 18 sept 2020


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(Créditos imagen ined21.com)



Decidir dónde y cómo vivir es una interrogantes emergentes en las últimas generaciones, conocer diferentes ciudades, culturas y formas de vida se ha convertido algo cotidiano gracias a la tecnología. El internet, el comercio, turismo y la globalización han influenciado en que al ser humano se le facilite e incluso se vea obligado a desvincularse de su tierra natal, ya sea por necesidad o deseos de desarrollo ligados a trabajos o estudios.


La humanidad parece tener la necesidad de siempre estar en movimiento, en constante cambio ya sea de país, de provincia, ciudad, barrio o casa; de lo micro a lo macro, de lo simple a lo complejo siempre en búsqueda de mejores condiciones o calidad de vida, pero acá surge la pregunta...



¿A qué llamamos calidad de vida?



Un concepto amplio que contempla factores subjetivos como la percepción de bienestar físico, psicológico o estatus social que un individuo obtiene en determinado lugar. Para algunos pudiese ser temas más objetivos como el poder adquisitivo o la mayor variedad de beneficios que aporte el estado.


La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como la percepción que una persona tiene de su situación de vida en relación con su contexto (cultura, sistema de valores), sus objetivos, aspiraciones y preocupaciones.


Ciencias como la economía, la medicina o las ciencias sociales han tratado de cuantificar y explicar esta noción, como es el caso de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableciendo el Índice de Desarrollo Humano (IDH) como indicador para medir la calidad de vida.


Basándose en aspectos como la esperanza de vida, la educación y el Producto interno Bruto (PIB), lo cual implica el acceso a la vivienda, buena alimentación y el poder adquisitivo; tratando de detectar cuales son los grupos con mayor bienestar, satisfacción y supuestamente más felices.


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(créditos imagen neumoxpertos.org)



Otros factores como el estilo de vida, clima, cultura-religión, ideología política, forma de gobierno, la posibilidad de disfrute y de vida hedonista se suman las consideraciones a la hora de elegir dónde o cómo vivir, haciendo cada vez más complicada y subjetiva esta decisión.


El Sociólogo Alfred Sauvy en 1952 clasificó en 3, en un artículo titulado “Tres mundos” para hacer alusión a cuáles países estaban en pro, en contra o neutral ante la Guerra Fría, (esquema que ha cambiado totalmente hoy en día) refiriéndose a los países de África, Asia y América Latina como “ignorados, explotados y despreciados como el tercer estado”


Se define como:

  • Primer mundo a ese contexto ideal de la erradicación de la pobreza y la construcción de un planeta justo.


  • Segundo mundo economía emergentes con gran talento humano, potencialidades naturales pero con dinámica política deficiente.


  • Tercer mundo aquellos países que padecen principalmente de déficit alimentario, poblacional, de salud, de educación, baja productividad y recursos desaprovechados o despilfarrados, entre otras cosas


En lo que sí coinciden la mayoría de los estudiosos es que estas clasificaciones no sólo están descontextualizadas sino que son discriminatorias e impracticables. Entendido estos términos surge la pregunta:



¿la idea de que en el “primer mundo” la vida es muy cercana a la perfección es real o no?



Hay países con poder adquisitivo muy elevado pero donde ni siquiera se respetan las libertades individuales o algunos derechos humanos importantes.



¿Sabías que existe un cuarto mundo?



Sí, se le llama CUARTO MUNDO a aquel grupo de personas que viven en la marginalidad y sin asistencia social dentro del Primer Mundo como: los ancianos desatendidos; indígenas; viudas sin medios de subsistencia; niños huérfanos; indigentes y personas explotadas. Todo esto por una distribución de la riqueza desigual.


Para abordar estos temas siempre parece haber opciones dicotómicas como riqueza-pobreza, desarrollo-subdesarrollo, orden-anarquía o economía estable-hiperinflación.


Pero todas radican en una idea esencial: Producir para consumir, se convence a la gente que más es mejor ¿alguna vez has escuchado “Mejor que sobre y no que falte”? Estableciendo esquemas como “mientras más consumo mejor creo estar” trasladando el ser al verbo Tener, al poseer; tal como lo explicaba Erick Fromm en su teoría de la Cosificación de Yo.


Ignorando que hoy en día enfrentamos tres pandemias mundiales (y no me refiero a nada relativo al Covid-19) para las cuales no hay sistema inmune o vacuna que valga

Estas son:

  • La obesidad


  • La desnutrición


  • El cambio climático


Se ha señalado que los tres problemas cuentan con un mismo origen, la industria alimentaria, promoviendo que comamos más, pero no precisamente significa que nos alimentemos mejor.


Los accesorios de última generación que algunos ni saben para qué o cómo funcionan, smartband, earpods, etc. esto sin mencionar que el sistema nos obliga subliminalmente a ello, cada vez que las aplicaciones y páginas webs requieren mejores softwares y hardware, los electrodomésticos y artículos del hogar cada día son más desechables.


Pareciera que todo hoy en día es construido o estructurado para ser así; momentáneo y desechable (hasta las relaciones humanas). Cuando no poseo tanto como el otro, me comparo y me siento mal. Incluso el medio social te lo reclama.



¿la misma camisa y el mismo pantalón? ¿aún sigues con ese teléfono?

(¿te recuerda algo?)



¿Este post es un intento de vida arcaica y renunciando al estilo de vida moderno? No exactamente, simplemente surgen ciertas preguntas:



¿En qué proporción puede mejorar mi vida si cambio de teléfono cada año?



¿Mi salud se verá afectada ingiriendo imprudentemente productos o alimentos ultra procesados?



¿Ese calor infernal que me agobia a diario (y no percibía antes) será consecuencia de esta alteración climática?



No lo sé, dímelo tú que lees esto; sin debates innecesarios de urbanismo y vida campestre, carnívoros vs vegetarianos o veganos, quizás sea hora de escoger cómo vivir desde el querer y no desde la necesidad, sin imposiciones sociales ni restregarle al otro que “mi vida es mejor que la tuya”.



Entre el producir y el consumir, puede estar el VIVIR,la calidad de vida real.



El futuro apunta a una sociedad cada vez más tecnológica y sostenible, donde el avance económico no tenga que ser al precio del bienestar de otros o de nuestro hábitat, suena utópico pero ya hay lugares donde se está logrando (países nórdicos por ejemplo).

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(créditos imagen getupandgoals.es)


Al hablar de dónde o cómo vivir no se puede obviar al NOMADISMO tradicionalmente asociado con el hombre de las cavernas, en el que pequeñas tribus se desplazaban en busca de recursos con los que cubrir sus necesidades básicas como la alimentación, un techo o calor.


Hoy en día surge el término ‘neo nomade’, una noción cada vez más común totalmente ligado al teletrabajo, dada esta dinámica del movimiento constante, en la que sobre todo aquellos que no tienen un lugar fijo de vivienda o trabajo, ya sea por las circunstancias o voluntad propia.


Analizando un poco quizás todos coincidimos en que la vida de hoy es más compleja que la de nuestros antepasados cuyas preocupaciones eran básicamente sobrevivir y perpetuar la familia.


Ahora nos toca determinar filtros conscientes para escoger de qué manera y en cual contexto vivir, quizás para ello nos sirva la Pirámide del Psicólogo Norteamericano Abraham Maslow.

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(créditos imagen versusblogmx)


Parece ser necesario analizar 5 aspectos:

  • Bienestar físico, asociado a la salud y la seguridad física.


  • Bienestar material, que incluiría nivel de ingresos, poder adquisitivo, acceso a vivienda y transporte, entre otras cosas.


  • Bienestar social, vinculado a la armonía en las relaciones personales como las amistades, la familia y la comunidad.


  • Bienestar emocional, que comprende desde la autoestima de la persona, hasta su mentalidad, sus creencias y su inteligencia emocional.


  • Desarrollo, relacionado con el acceso a la educación y las posibilidades de contribuir y ser productivos en el campo laboral.


Todas las especies migran en cualquier momento de su vida, se mueven buscando recursos, no precisamente es alimento, techo o cobijo, puede ser más dinero, mejor estatus social, mejor integración social, vinculación sentimental, etc.


Para algunas personas tener calidad de vida es viajar y conocer nuevos paisajes, sabores o aromas; para otros poder obtener cualquier bien material, algunos quizás dirían que permanecer en casa sin ninguna preocupación ni dolencia mientras ven una serie, y así un millón de alternativas conforme a humanos existe en el universo.



¿Alguna vez te has preguntado de todas las opciones existentes cuál buscas tú?



Sea cual sea la respuesta, procuraremos que sea la nuestra y NO la que nos vendió alguien más.

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Pedro Cadenas: Licenciado en Psicología, mención Clínica de la Universidad Arturo Michelena. Docente y Psicoterapeuta con experiencia en el ámbito clínico, organizacional y deportivo.

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